jueves, 24 de abril de 2025

Soñé que era caballo

-  Soñé que era caballo.

-  ¿Cómo es eso? – pregunta su papá con curiosidad mientras le sirve el desayuno a Jose y luego sigue con el suyo. 

- Una sensación hermosa. Todos mis músculos estaban felices, corría y el viento me daba en la cara. En la cara de caballo, bueno. Un sentimiento de libertad, de no tener que preocuparme de nada, sólo correr. Algunas veces me sentí así, siendo yo. Pero siendo caballo eso se sentía todo el tiempo. 

- Debe ser lindo ser caballo – ahora es su madre la que interviene.

- Sí, mucho. Ahora estoy tranquila, pero cuando me desperté me dio rabia, o tristeza o algo así: me di cuenta de que solo estaba soñando. Me sentí rara. 

- Solo estabas soñando… Terminá el desayuno, no querés llegar tarde a la escuela - agrega su padre.

- Ya está - se termina el contenido de la taza y se lleva un bocado para el camino. - Nos vemos a la vuelta, ma. Te quiero, pa - y los besa a ambos.

    El día transcurrió normalmente. O casi normalmente.

     A la tarde, cuando Jose volvió a casa, habían pasado una serie de cosas curiosas, inexplicables, diría ella.

- Julieta dice que nunca le gustó Edgardo, ma. Me parece genial, Edgardo nunca me cayó bien. Pero ella me volvía loca diciéndome que le gustaba. 

- Si te caía mal, alegrémonos porque a ella ahora no le gusta. 

- Sí, sí, ya sé. Pero es raro. Y también es raro que hoy el profe se olvidó de tomarnos el examen. Y el resto de los chicos decía que yo estaba confundida, que no hay examen. 

- Te habrás confundido. 

- Puede ser, pero todo el día sentí que el mundo ya no es el mismo de ayer. 

 

Esa noche Jose volvió a soñar. 


- Hola, pichona.

- ¿Quién sos?

- ¿Quién te llama pichona?

- Mi mamá. 

- Pues yo soy la abuela de tu mamá. 

- ¿La abuela Pepita?

- Sí, cielo. Y tengo un mensaje para tu mamá, que está muy cerrada y no me deja entrar en sus sueños. Decile que te preste su caja de libros, la que es como esta. Y tocás acá, y corrés este libro, y ahí escondida vas a encontrar una cadenita como esta, con un dije como este. Quiero que te lo dé, es tuyo, y por ahora no te lo podés llevar de acá. Ese dije es un mensaje para vos. 

- Qué sueño raro… - dice Jose mientras ve que la abuela Pepita sonríe. 

 

Mientras se abre la persiana, Jose escucha: 


- Buen día, pichona. 

- ¡Qué sueño raro! - y se viste mientras le cuenta el sueño a su madre. 

- ¿La caja de los libros? A ver, te la traigo. 

 

Y ejecutando los movimientos aprendidos se abrió la caja, y estaba el dije y la cadena del sueño. 


- ¿Entonces el sueño era real? 

- Bueno, nunca te dije, pero de mi abuela Pepita se decía que tenía poderes mágicos. Ella se reía, pero no lo negaba. 

- ¿Vos qué pensás, la abuela Pepita habrá hecho algún hechizo para que yo soñara que era caballo, también? 

- Capaz. 

- Esto parece una M, ¿hay nombres con M en la familia?

- Ninguno antes del tuyo.  

- Pepita es una bruja… - susurra Jose. 

- ¿La abuela Pepita o vos? Vos también sos Pepita, María José.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Estás seguro de lo que querés dejar escrito? ;-)

Entradas más visitadas